Boda en Pazo San Lorenzo

Patri & Diego

Las bodas en Galicia tienen un aura especial que se crea gracias a la mezcla perfecta de un paisaje natural irrepetible y la emoción por celebrar un amor único. Cada vez que fotografío una boda en Santiago de Compostela me invaden sentimientos que hablan de la importancia del entorno que me rodea y del cariño de amigos y familiares que me inunda.

La unión de Patricia y Diego no fue menos. Rodeados de un entorno boscoso que te hace sentir arropado en medio de lugares que traspiran historia y tradición.

Patricia y Diego se vistieron en el hotel Palacio del Carmen en Santiago, donde estuvieron arropados por sus familiares más allegados. Su ayuda fue clave para no dejar escapar ni un detalle. Desde el nudo de la corbata del novio hasta la largura perfecta del vestido de la novia.

Un vestido columna de crep realmente único, con una espalda escotada de Jesus Peiro, capa de tul bordada con cristales de Jenny Packham y el detalle de la gran lazada en bambula de seda de Nicolás Montenegro.

En estos primeros momentos también se sentía la conexión entre Diego y su hermano. Una conjunción de risas y emoción que fue la antesala de lo que luego fue una boda para el recuerdo.

Tras el first look, nos trasladamos al Pazo de San Lorenzo, un lugar único rodeado de naturaleza y con una iglesia que resalta el valor de los recuerdos que perduran en el tiempo.

La ceremonia que vivimos estuvo llena de momentos emotivos que reflejaban las personalidades de Diego y Patricia.

Todo ante un retablo espectacular y en un entorno en el que la luz que se filtraba hacia brillar cada detalle.

Tras el “¡sí, quiero!” nos alejamos unos minutos para realizar una sesión de fotos en los espectaculares rincones verdes del Pazo de San Lorenzo. Allí, Patricia y Diego dieron rienda suelta a la sencillez y naturalidad que dan forma a su amor.

Durante el cocktail que prepararon para los invitados, la música en directo fue la banda sonora de los créditos iniciales de una increíble boda en Santiago de Compostela.

Con toda la intensidad de las emociones ya más relajadas, los grupos de amigos que acompañaron a los novios en este día único pusieron la nota de color y alegría.

Discursos que hicieron saltar alguna lágrima y muchas sonrisas antes de un banquete de boda en el que tampoco faltó la música en directo y donde todos los abrazos transmitían lo que las palabras no podían.

Mención especial a la decoración de Estudio DSR, que hizo que el sueño de un día irrepetible se convirtiera en realidad. El mimo y sensibilidad que pusieron a cada uno de los detalles llenaron de magia la boda.

Un encanto que permitió dar rienda suelta a los mejores momentos en la fiesta final, donde las máscaras, el confeti y los neones pusieron el broche de oro a una boda espectacular.